Desde el Aspe

domingo, 9 de noviembre de 2014

Chemin de la Mature - Marmotteuse

No se si tiene mucho sentido hacer una entrada de una vía incompleta y menos aún si encima son solo dos de los cuatro con los que cuenta, pero que coño, a veces tan solo dos largos dan para mucho más que catorce, no es una cuestión de cantidad ni si quiera de calidad, lo que perduran son las sensaciones. Y de eso salimos sobraditos, miedo, terror, emoción, satisfacción y algunas que me dejo, y es que es lo que tiene la escalada de autoprotección, que no te deja nunca indiferente y mucho menos cuando el nivel académico no pasa de la educación obligatoria. Y así nos plantamos allí, con nuestro cinco raspao y en septiembre, a afrontar las fisuras limpias de la Mature.






Hacía tiempo que la tenía en pendientes, esos largos de fisura no pasan desapercibidos, además las más clásicas y repetidas y las a priori mejores ya habían caído y habiendo tantas da pena repetir, y eso que muchas lo merecen.


Reseña sacada de La noche del loro



Como bien dicen las Neskas en su piada, la mejor para iniciarse en esta escalada es la Asterix, ya que sus fisuras cuentan con algún parabolt salvador entre pasos y a mi modo de ver sus quintos son más quintos que en esta.
Rapelamos por la única instalación que queda, unos cáncamos sicados en la parte más alta del fino paño caracteristico, un corto rápel con una sola cuerda te deja en una repisa inclinada herbosa que sirve de pie a todas las vías que salen de abajo en esa zona.






Marcada con letras en un rojo casi difuminado se encuentra bien, empieza por una placa de agujeros con un primer bolt al inicio, luego toca chapar otro cáncamo que algún alma caritativa a alargado con un cordino ya que cuesta lo suyo llegar para chapar. Paso cabrón o 6b de adherencia a pillar fisurita de dedos y de ahí a montarse en la fisura diagonal que ya no dejas.






La fisura es buena y se protege bien pero al ser en diagonal un pie al menos va por fuera y la placa se las trae, nada o casi nada y la adherencia de esta roca no es una de sus virtudes...








El segundo aunque más llevadero también preta, la misma tónica, fisura a proteger al gusto y salida a la vira.








Como lo de seguir segregando adrenalina no me apetecía se me ocurrió tirar un gato a las matas de abajo y así solucionado el problema, bueno lo del segundo largo con una zapatilla tuvo su gracia tambien. Así que para quitar el frío y matar el rato volvimos a bajar al rescate de tan preciado tesoro, montando un nuevo rapel desde la pared de la vira y progresando por las propias cuerdas después en práctica de autorrescate. Una paliza.





El día no daba para más, bueno si, una visita a La casa de la montaña, en Jaca, que a nosotros nos basta poco para ganarnos unas ricas filigranas de pollo con patatas, es lo que tiene el buen conformar.

Pablo / Oscar.